Celumetrajes realizados por Juan Camilo Zapata

@ddcmilo  / jczapataz

Estoy aislado. Voy del trabajo a la casa y de la casa al trabajo. Hace mucho tiempo no voy a mi hogar: al pueblo en el que crecí y que es mi verdadero hogar, en el que amanece más

temprano y anochece más tarde; en el que se escucha la bulla de la gente en la mañanas, y se oyen los gritos de las mamás llamando a todo el mundo a desayunar; en el que las hojas de los árboles caen en momentos más precisos y los pájaros se confunden en esa caída etérea que emprenden.

Hace mucho tiempo dejé la sonrisa, la cambié por ojeras, una barba mal cortada, y una

picazón constante en la cabeza. Hace mucho tiempo no voy a mi hogar, ahora estoy en la

ciudad, que es mi casa y mi refugio, y me toca desdibujarla mediante pantallas, smog, alcohol y cigarrillos. ¿Por qué será la insistencia? ¿Por qué la búsqueda del opuesto a lo real? ¿Por qué no puedo explicar esa realidad en palabras ni en imágenes?

Cuando Adán y Evan fueron expulsados del jardín del Edén sintieron vergüenza de su

desnudez y de su pecado. ¿Cuál fue mi pecado y cuál es mi desnudez? ¿Es, acaso, la

insistencia la forma en la que puedo retornar?

Quisiera ver ángeles en el cielo, pero lo único que veo son murciélagos, dijo alguna vez Tomás Coste, un compañero de Argentina con el que escribí varios relatos. Me pregunto, todavía, por qué miro tanto al cielo. Tal vez es que en el cielo está el Edén, está mi hogar y estamos todos, tal vez en el cielo, como en la tierra, estamos unidos y tenemos la posibilidad de visitarnos y dejar la soledad. ¿Será esa la insistencia? ¿Será que aquí en la tierra, en la ciudad, solo existen murciélagos como eternas fotocopias de los ángeles? o ¿Será que los murciélagos también son ángeles?

Por ahora la tarea es el recuerdo impregnado en los objetos y los seres del día a día. Por ahora la tarea es recordar y vivir con el recuerdo.